La vesícula vitelina es una estructura visible en el interior del saco gestacional. Su presencia en una ecografía de comprobación confirma la existencia de un embarazo intrauterino. Alrededor de la cuarta o quinta semana tiene un tamaño de unos tres milímetros y aumenta una media de un milímetro al día al principio del embarazo. Cuando llegamos a las diez semanas, tiene un tamaño de seis milímetros y se ve como un disco redondeado, con un reborde brillante, dentro del útero.
La vesícula vitelina es parte de lo que será toda la cubierta protectora que envuelve al bebé en desarrollo. Su papel principal es el de proporcionar nutrición al pequeño embrión que se está formando desde el inicio —desde la semana cuatro, aproximadamente— hasta el final del primer trimestre. También va a generar glóbulos rojos hasta que se haya formado la placenta.
Después de un positivo en una prueba de embarazo, se realiza una ecografía (que suele planearse alrededor de la sexta a la novena semana después de la última regla y se hace vaginalmente). En esa ecografía aparece una estructura redondeada de 3-5 mm que es lo que se conoce como vesícula vitelina.
La vesícula vitelina durante las primeras 6 semanas de embarazo
En las primeras etapas del embarazo, el embrión es demasiado pequeño para aparecer en las ecografías. Por este motivo, el primer hallazgo es el saco gestacional, pero no es siempre indicativo de la existencia de un embrión. He aquí la importancia de la vesícula vitelina en el embarazo: el crecimiento del saco gestacional permite ver la vesícula vitelina y, a través de esta, el embrión consecuencia del desarrollo embrionario.
A continuación, te contamos cómo se desarrolla la vesícula vitelina en el interior del saco gestacional y cómo evoluciona a lo largo de las primeras semanas del embarazo.
Desarrollo del bebé en las primeras dos semanas
El viaje empieza en la primera semana, cuando tu cuerpo está preparándose para la ovulación y la fertilización, que tendrán lugar en la semana tres habitualmente. Ahora mismo no hay nada a la vista en una ecografía, salvo los ovarios preparándose duramente para liberar el óvulo a la trompa de Falopio.
¿Entonces, cómo puede ser la primera semana de embarazo si todavía no estás embarazada? Como es muy complejo determinar cuándo se produce la concepción —el óvulo puede permanecer esperando a los espermatozoides más de 24 horas y ellos pueden esperarlo varios días antes de encontrárselo—, la mayoría de los profesionales sanitarios utilizan el primer día de la última regla como inicio de las 40 semanas de embarazo.
Desarrollo del bebé en la tercera semana
Cuando el óvulo encuentra al espermatozoide en la tercera semana y se unen, de forma natural o mediante la inseminación artificial, podemos empezar a hablar de un embarazo. Aunque aún falta algo de tiempo para que te enteres, el cuerpo ya empieza a prepararse y el pequeñísimo grupo de células que darán lugar al bebé está creciendo con mucha rapidez. A lo que surge de todo este proceso se le llama blastocisto y empieza a descender desde la trompa hasta el útero, donde tardará en llegar unos cuatro días y un par de ellos más en implantarse en la pared.
En la fecundación in vitro, el proceso de la fecundación del óvulo con el esperma y el desarrollo de los primeros días del embrión se lleva a cabo en el laboratorio y, después de la transferencia embrionaria, sigue su curso como en cualquier otro embarazo.
¿Qué vemos esta semana? Todavía nada demasiado apreciable. Justo después de que el blastocisto se implante en la pared, las células de la futura placenta (que todavía está en construcción) empiezan a liberar gonadotropina, la hormona que va a hacer que el test de embarazo sea positivo y que es la encargada de parar la producción de óvulos en los ovarios mientras estés embarazada.
Desarrollo del bebé en la cuarta semana
Como hemos comentado antes, en la cuarta semana de embarazo se empieza a formar la vesícula vitelina. No es en este momento más grande que una semilla, pero empieza a crecer a toda prisa y a alimentar al futuro bebé. De hecho, la vesícula vitelina se incorporará posteriormente al tubo digestivo del niño o niña, cuando se vayan formando los órganos.
Aquí ya puedes empezar a tener síntomas por la subida de hormonas. Náuseas, tensión mamaria, cambios de humor… A veces, la implantación produce un sangrado pequeño.
Desarrollo del bebé en la quinta y sexta semanas
La masa de células y el disco que se veía en la semana cuatro empiezan a parecerse más a un renacuajo, con una cabeza muy grande y una especie de cola que aparece curvada hacia su cuerpo. Pegado a él, encontramos la vesícula vitelina.
Se necesita todavía mucho tiempo para formar todos los órganos del cuerpo, pero el primer sistema en estar listo es el circulatorio: podemos ver cómo late el corazón, muy rápido. Se ve como si fuera un pequeño parpadeo en la ecografía y puede escucharse a un ritmo mucho más rápido que el nuestro con la ecografía Doppler.
¿Qué pasa si no hay saco vitelino durante una ecografía de 6 semanas?
Como hemos dicho antes, la primera ecografía debería ser entre la sexta y la novena semana. Que no aparezca una vesícula vitelina en la sexta semana puede que indique que el embarazo no está tan avanzado como piensas, sobre todo si tus ciclos son irregulares. Así que lo más probable es que el médico decida repetir la ecografía en tres semanas.
Si lo que ocurre es que la vesícula vitelina no se ve bien o se ve alterada (por ejemplo, con una forma irregular, no redondeada, o con calcificaciones) esto puede indicar que existe un problema con el embarazo y que hay posibilidades de un aborto.
Si no se visualiza vesícula vitelina ni embrión en la semana nueve, es lo que se conoce como embarazo anembrionario. El test de embarazo es positivo, pero no hay futuro bebé. El cuerpo suele reconocer de forma espontánea que no es un embarazo evolutivo y expulsa el saco gestacional con un sangrado similar al de una regla. En ocasiones, hay que recurrir a utilizar medicación o a un legrado si no se produce el aborto espontáneo.
La vesícula vitelina y su importancia en el embarazo y la gestación
La existencia de la vesícula vitelina es un indicador importante de la salud de tu embarazo. Principalmente porque es un saco muy rico en nutrientes necesarios para un embrión en una etapa temprana de desarrollo.
Que hayas tenido un problema en un embarazo con la vesícula vitelina no tiene por qué significar que te tenga que volver a pasar. Si tienes dudas o necesitas más información, en Eugin contarás con un amplio equipo de profesionales y especialistas que te acompañarán a lo largo de todo el embarazo y velarán por tu comodidad, tranquilidad y seguridad en todo momento.
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