Ser madre soltera por elección propia, una decisión feliz y meditada
Todas estas mujeres tienen un trabajo estable, confianza en sí mismas, son responsables, y no desean renunciar a la maternidad aunque no vivan con una pareja estable
Hace todavía algunos años, las madres solteras que cruzaban la puerta de una clínica de reproducción asistida para tener un bebé, eran sobre todo mujeres de 40 años o más, conscientes de que el tiempo no es ilimitado y con ganas de ser madres antes de que sea demasiado tarde. Hoy en día, se presentan también mujeres más jóvenes con un proyecto de bebé en solitario muy claro, maduro y meditado, y una decisión completamente asumida. Deciden tener un bebé solas por elección propia, y restan valor a la existencia de una relación amorosa para quedarse embarazadas. Todas estas mujeres tienen un trabajo estable, son responsables, tienen confianza en sí mismas y, sobre todo, no desean renunciar a la maternidad aunque no vivan con una pareja estable. Se plantean muchas preguntas, dudan y pueden llegar a sentirse culpables de este deseo, pero finalmente es un instinto vital que las empuja, una prioridad, la de convertirse en madres antes que en esposas. Cuentan con el apoyo de sus familias, sus amigos y una buena red social.
Al no tener pareja, estas mujeres acuden a una clínica de reproducción asistida, donde podrán proponerles un tratamiento adaptado: inseminación artificial con donación de esperma (IAD) con o sin estimulación ovárica, FIV o doble donación… El número de madres solteras por elección propia está en constante aumento, y este incremento parece irreversible. La aceptación por parte del entorno y de la sociedad de este nuevo modelo familiar ha mejorado. Los prejuicios se van desmoronando poco a poco y ya no se catalogan a las madres solteras como irresponsables o marginales.
Una de las cuestiones que cabe legítimamente plantearse es la de saber qué pasará con el equilibrio afectivo y emocional de este bebé que crecerá sin un papá. Diversos estudios han puesto de manifiesto que no son diferentes a los demás. Son felices, se sienten a gusto consigo mismos y tienen una excelente autoestima. De hecho, no existe una familia ideal, y todos los modelos parentales son posibles. Lo importante es que el bebé crezca en un hogar acogedor, un entorno sano y equilibrado, que sea querido y que lo mimen.
Después de terminar sus estudios, Frédérique Vincent hace la maleta y se va a Inglaterra. Allí, conoce a su futuro marido. Se casan en 2008. Los meses y los años pasan muy rápido sin que llegue el embarazo. Al principio, no importa: están muy ocupados con su tiempo de ocio, el deporte, los viajes. Después, el deseo de tener un hijo se convierte en una obsesión. Cuando empieza el tratamiento de fertilidad, decide empezar a escribir su diario de mujer infértil. Muy rápidamente, su entorno le anima a seguir dando su testimonio… Actualmente, es madre de tres niños y autora de La promesse du mois, libro testimonio de la infertilidad.