Cada vez más mujeres sin pareja deciden recurrir a las técnicas de reproducción asistida para tener un hijo
Cada vez es más habitual que algunas mujeres decidan tener un hijo solas. Gracias a las técnicas de reproducción asistida, hoy en día esta es una opción perfectamente posible y legal en España. Cuando una mujer empieza un tratamiento de reproducción asistida para conseguir su embarazo, son muchas las sensaciones que se viven. Sin duda, se trata de un proceso cargado de emociones. En esos momentos, es posible que surjan ciertas inquietudes: “Y ahora… ¿Debo explicar a mi entorno lo que voy a hacer?”. “Ante preguntas como éstas, no existe una respuesta única”, afirma Cristina Rico, psicóloga de Eugin. “El compartirlo o no con nuestro entorno es una decisión personal que hay que tomar pensando en cómo nos vamos a sentir mejor”, explica. En algunas mujeres, compartir este proceso con personas cercanas como familiares y amigos puede resultar un alivio, puesto que se asume como un apoyo con el que contar durante el tratamiento. Otras, en cambio, prefieren esperar a conocer el resultado del tratamiento antes de explicarlo.
Elegir bien a quién contarlo
En el caso de aquellas mujeres que deciden compartir el tratamiento con su entorno desde el inicio, los expertos señalan la importancia de identificar a las personas que tengan una mayor capacidad de escucharnos y ponerse en nuestro lugar, que puedan entender nuestro deseo y proyecto de maternidad y con las que nos sintamos mejor expresándonos para poder contarles nuestra decisión.
Una vez finalizado el tratamiento, si se consigue un embarazo, puede presentarse la duda de cómo comunicarlo a esas personas que todavía no conocen el proyecto de la maternidad.
Según la psicóloga, “hay que tener claro que la concepción de un niño es un proceso que forma parte de la intimidad de las mujeres. Es importante tener en cuenta que son ellas las que deciden qué contar y con qué tipo de detalles.” “Además”, añade Cristina Rico, “no siempre es necesario dar el mismo nivel de información a todo el mundo: según qué personas tengamos delante, el tipo de relación, la confianza y la cercanía, podemos contarlo de una manera o de otra”.
Ante los miedos, preparar una respuesta
Si preparamos con antelación las respuestas a las posibles preguntas que puedan formularnos y tenemos claro cuál será nuestro razonamiento, estaremos más preparadas cuando llegue el momento de contarlo. “Cuando se trata de comunicarlo a personas poco cercanas, como conocidos o compañeros de trabajo, puede resultar útil prepararse un discurso con el que la mujer se sienta a gusto. De esta manera, se evitan los nervios y la improvisación que, en ocasiones, nos pueden jugar una mala pasada”, concluye la psicóloga Cristina Rico.