Te explicamos cómo funciona esta consolidada técnica de reproducción asistida y en qué casos se considera la opción más adecuada
El pasado mes de julio, Louise Brown, la primera persona nacida gracias a la Fecundación In Vitro, cumplió 35 años. Tras más de tres décadas de desarrollo, la popularmente conocida como FIV, es una técnica de reproducción asistida totalmente consolidada gracias a la cual más de cinco millones de mujeres en el mundo han cumplido su deseo de ser madres.
Existen dos variantes de Fecundación In Vitro: la llamada FIV clásica y la FIV con ICSI. La primera consiste en incubar los óvulos con los espermatozoides y esperar que se produzca la fecundación, mientras que en la segunda se realiza la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI) dentro del óvulo, de manera que los fallos de fecundación son menos frecuentes.
La aplicación de la ICSI ha supuesto un gran avance en el tratamiento de problemas de fertilidad de origen masculino y es la técnica de fecundación que se utiliza en la mayoría de los casos. Con la aplicación de la esta técnica se necesita tan sólo un espermatozoide por óvulo. Cuando el óvulo ya está fecundado, se incuba hasta que éste se desarrolle y se convierta en un embrión. Llegado este momento, se transfiere al útero para que continúe su desarrollo.
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