Para la gran mayoría de las mujeres (y hombres), la hormona beta-hCG es una completa desconocida hasta que comienzan un tratamiento de reproducción asistida y se convierte en un concepto fundamental.
El análisis de la hormona beta-hCG determina si hay o no embarazo. Cuando el valor inicial es positivo, lo más importante es esperar su evolución hasta la primera ecografía
¿Por qué es tan importante? “La beta es una hormona producida por el propio embarazo, y es el primer signo de gestación que tenemos”, explica la doctora Clara Colomé, de la Clínica Eugin.
¿Cuál es la diferencia entre el análisis de beta y una ecografía para ver el embrión?
Catorce días después de una transferencia embrionaria o de una inseminación artificial, se realiza una simple extracción sanguínea para determinar los niveles exactos de esta hormona en la sangre. La segregación de la beta es la primera señal que el embrión nos envía de su implantación.
El resultado de la determinación de la beta es positivo cuando es superior a 5 unidades internacionales, aunque este punto de corte puede variar ligeramente dependiendo de los valores de referencia de cada laboratorio. En este caso sabremos que se ha conseguido el embarazo, aunque no tendremos información de si se trata de una gestación simple o gemelar.
La evolución es la clave
Normalmente, cuando el valor de la beta es positivo, al cabo de 48 o 72 horas se repite la analítica sanguínea, precisamente para comprobar cómo evoluciona. Como señala la especialista de Eugin, “lo normal en un embarazo es que los valores de la beta se hayan duplicado pasados esos dos días”.
Si los valores de la beta no se duplican en ese periodo, puede ser que disminuyan -lo que podría ser un indicio de que la gestación no evoluciona correctamente- o bien que se mantengan estables o aumenten sin llegar a duplicar el valor inicial. En este último caso, podríamos encontrarnos ante un embarazo ectópico, es decir, que ocurre fuera del lugar natural, el útero.
La confirmación: la ecografía
Aun cuando los resultados son normales, la confirmación de la correcta evolución del embarazo no es posible hasta la primera ecografía, cuando el valor de la beta ya ha superado las 1.000 unidades Esta ecografía se realiza dos o tres semanas después de la primera determinación de la hormona, o, lo que es lo mismo, tras seis o siete semanas desde la fecha de la última menstruación de la mujer, cuando ya podemos visualizar el saco gestacional y el embrión con latido cardíaco positivo.
¿En un embarazo anembrionario sube la beta?
“La beta muestra indicios de diferentes aspectos, pero siempre hay que esperar a la confirmación que da la ecografía”, subraya la Dra. Colomé. Es entonces, a partir del momento de la confirmación del embarazo, cuando se abre una nueva etapa en el camino hacia la maternidad.