Estos son los pasos que debes seguir para completar la segunda fase del tratamiento de preservación de la fertilidad
Es posible que hayas congelado tus óvulos porque no tienes pareja estable o porque prefieres centrarte en tu carrera, o para quitarte presión de encima o, en definitiva, con el fin de planificar con mayor margen de maniobra tu maternidad futura. Las motivaciones que llevan a una mujer a recurrir a la social egg freezing son intransferibles y de lo más variadas. La cuestión es que si has vitrificado tus ovocitos, por la razón que sea, en los años venideros pueden darse dos situaciones si decides tener hijos: que necesites utilizar tus óvulos congelados o que no.
Si te has quedado embarazada de manera natural, difícilmente te acordarás de ellos (ojo: quizá lo hagas más adelante cuando se apodere totalmente de ti el instinto maternal y decidas ir a por la parejita). Ahora bien, si tu fertilidad ya ha entrado de lleno en la fase de declive —recuerda, llega muy pronto: a partir de los 35 años—, puedes recuperar los óvulos que congelaste cuando eras más joven y completar en unos pocos días la segunda fase del tratamiento de preservación de la fertilidad.
Lo primero, exámenes médicos
En primer lugar, debes acudir a la consulta con una serie de análisis de los que te habremos informado. Si fuese precisa alguna otra prueba, el equipo médico te detallará los pasos que seguir. En función de los resultados y de tu historial clínico, te prescribirán la medicación que sirve para preparar el endometrio, ya sabes, esa mucosa intrauterina que aloja el preembrión.
Hay veces en las que basta con una sola inyección. A continuación se acaba de estimular la actividad hormonal. Para ello, se te administran estrógenos en parches o por vía oral y, más adelante, recibes una dosis de progesterona por vía vaginal. A partir de entonces, tu cuerpo ya se está preparando para la transferencia embrionaria.
Preparación de las muestras
Mediante la técnica del ICSI se fertilizan los ovocitos, y al día siguiente comprobamos cuántos de ellos han sido realmente fecundados
En paralelo, el equipo de especialistas comienza el trabajo de laboratorio. Para empezar, recuperan y descongelan tus óvulos vitrificados, que durante unas horas se mantienen en un medio de cultivo. De la muestra de semen de tu pareja o de un donante se escogen los espermatozoides móviles. Mediante la técnica del ICSI (inyección intracitoplasmática de espermatozoides) se fertilizan los ovocitos, y al día siguiente comprobamos cuántos de ellos han sido realmente fecundados.
En los dos o tres siguientes días, estos óvulos fecundados se desarrollan: se han convertido en embriones y ya se pueden transferir al útero. El día de la transferencia, entre el segundo y el quinto día después de la fecundación, nuestro equipo elige los preembriones con las mejores características. Según la ley, pueden transferirse un máximo de tres, aunque lo más habitual sea emplear uno, y, en algunos casos, dos. Para evitar embarazos múltiples, la cantidad de preembriones se adapta siempre a las características de cada mujer.
Rápido y sin necesidad de anestesia
El día de la transferencia no es necesaria anestesia. En cuestión de minutos, el ginecólogo deposita los preembriones en el endometrio, dentro del útero, mediante un estrechísimo catéter. Los preembriones que no se han transferido se vitrifican y se conservan perfectamente identificados en el banco de embriones, de tal manera que si el embarazo no llega a la primera, puedan utilizarse en ciclos posteriores.
Pasados 14 días de la transferencia embrionaria, vuelves a la clínica. Te hacemos una analítica de sangre y ya podrás saber si estás embarazada
Pasados 14 días de la transferencia embrionaria, vuelves a la clínica. Te hacemos una analítica de sangre y podrás saber si estás embarazada. Si es así, mission accomplished! En ese momento tan especial, en Timefreeze sólo nos queda desearte que disfrutes al máximo de los nueve meses que te esperan. Tu embarazo no será diferente al de cualquier mujer que haya concebido de manera natural.