Entrevistada por el suplemento Sette del Corriere de la Sera, la floretista y brand ambassador de Timefreeze saborea su gran momento personal y deportivo a las puertas de las Olimpiadas
Elisa di Francisca está en forma. Vaya si lo está. Despidió 2015 con la segunda Copa del Mundo de su carrera y a lo largo de este año se ha estado preparando a conciencia para su gran objetivo: reeditar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro el éxito de Londres 2012. Cuatro años atrás, la extraordinaria floretista de Jesi se colgó nada más y nada menos que dos medallas de oro. Con 33 años y un palmarés deslumbrante, este icono de la Italia olímpica y brand ambassador de Timefreeze encara la inminente cita olímpica cargada de energía. “Todavía tengo mucha hambre”, declara al suplemento Sette, del Corriere della Sera.
Elisa admite la dificultad de su objetivo —“mantenerse en lo más alto es más complicado que llegar”—, pero se muestra confiada en el valor de la experiencia: “Quiero llegar al éxito de una forma más relajada. En comparación con 2012 tengo más achaques y alguna que otra arruga. Quiero decir que soy más experimentada: cuento con llegar a las fases decisivas con una marcha más”.
Pletórica en lo personal, enamorada de “la persona justa”, su novio, Ivan Villa, ¿qué le espera después de Río? “Es la misma pregunta que me formularon tras Londres… Lo que es seguro es que si dejase la esgrima sería un volver a comenzar. Lo afrontaría sin miedo y con curiosidad, haga lo que haga, incluso ser madre”.
El reto de revalidar los triunfos de Londres es mayúsculo. Si Elisa ha demostrado algo a lo largo de su carrera es que le van los desafíos. Y lo mejor: está acostumbrada a superarla. Buona fortuna, campiona! Siamo con te!