Concebir un bebé se percibe de esta manera como la cosa más natural del mundo, algo normal para una mujer en el sentido biológico y cultural
Cuando se sigue un tratamiento de reproducción asistida, es muy común preguntarse si una es mujer de verdad cuando no consigue tener un bebé. ¿Acaso las mujeres solo existen como tales porque son quienes dan la vida? Y entonces, ¿los hombres no serían hombres de verdad si no llegan a ser padres?
Las normas de conducta y los modelos de comportamiento que se supone que las personas que viven en sociedad deben seguir y adoptar, se han ido configurando a lo largo de la historia. Las costumbres, las tradiciones, las modas, las tendencias, las escalas de valores, o la manera de cuidar, querer y educar a los hijos, se han ido fijando con el paso del tiempo.
Concebir un bebé se percibe de esta manera como la cosa más natural del mundo, algo normal para una mujer en el sentido biológico y cultural. Y ser padres, haber creado vida, permite a la pareja tanto ubicarse a sí misma dentro de la sociedad como hacer patente dicha posición social frente a los demás. La maternidad permite a la mujer adquirir un estatus y el rol de madre de familia, estatus que, además, ha sido glorificado, elevando la maternidad a un pedestal. Y, por consiguiente, las mujeres experimentan un sentimiento de plenitud y se sienten completas y colmadas cuando son madres. Ahora bien, esto para nada es así. Hay que ser mujer para procrear, ciertamente, pero se puede ser mujer sin haber tenido hijos.
Cuando se sigue un tratamiento de reproducción asistida, la pérdida de confianza en sí misma refuerza este sentimiento de no sentirse plenamente mujer. La visión que muestra la sociedad hacia una pareja sin hijos y las preguntas del entorno inmediato no ayudan a valorarse como mujer conforme a la norma. A esto hay que añadir la impresión de que jamás se logrará ser feliz o sentirse completa o realizada si no se llega a dar vida, y así dar también un sentido a la suya. Sin embargo, el crecimiento personal y el sentimiento de realización pueden tener muchos otros caminos mientras se espera vivir la maternidad…
Vivir una pasión, dedicarse a la pareja, a la familia, a la carrera profesional, a un proyecto humanitario, viajar, aprender, estudiar… Toda la vida tiene sentido aunque el bebé no llega, y es importante seguir disfrutando de todo lo que te ofrece en vez de quedarse bloqueada con lo que (aún) no te ha dado. Tienes pareja y amigos, lo que hace de ti una mujer querida, apreciada y deseada. Disfruta de tu vida amorosa, íntima y amistosa… Tómate tiempo para ti, mima tu cuerpo y tu mente. Sigue visualizando tu objetivo e ignora los comentarios que hace tu entorno. En ti hay mucho más que una simple mujer… ¡Hay una diosa con el poder de obtener lo que anhela desde lo más profundo de su ser!