Las mujeres con problemas de sobrepeso tienen mayores dificultades para quedarse embarazadas y seguir tratamientos de reproducción asistida
Llevar un estilo de vida saludable es siempre recomendable, pero en el momento en el que se decide tener un hijo esta opción se convierte en algo prácticamente obligatorio. Y es que existen ciertos factores que a menudo no se tienen en cuenta pero que inciden en nuestras posibilidades de concebir: uno de ellos es el exceso de peso.
En Europa, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada dos personas tiene sobrepeso u obesidad. El exceso de peso se determina a través del Índice de Masa Corporal (IMC)*, una medida que, de acuerdo con los valores de la OMS, ayuda a determinar cuál es el estado nutricional de una persona.
Los problemas de fertilidad asociados al peso pueden aparecer en aquellas mujeres que padecen obesidad. En estos casos, pueden producirse desajustes hormonales que conllevan alteraciones en los ciclos menstruales, causando ciclos irregulares y dificultando el embarazo natural.
Cuando además del exceso de peso interviene algún otro factor de infertilidad femenina y es necesario recurrir a un tratamiento de reproducción asistida -bien sea fecundación in vitro o inseminación artificial– será aún más difícil lograr el embarazo.
Dificultades al realizar el tratamiento
La propia obesidad hace más difícil que la medicación haga efecto, por este motivo a una mujer obesa se le tendrán que recetar mayores dosis de fármacos para lograr el mismo efecto que en una mujer con un peso normal. Por otro lado, en mujeres con problemas de peso la implantación del embrión suele resultar más difícil. Las mujeres con obesidad tendrán, además, mayores riesgos durante su embarazo. Así, la probabilidad que estas sufran diabetes gestacional, hipertensión arterial, un retraso en el crecimiento del niño o una cesárea son mayores. Por otra parte, el propio exceso de peso representará una dificultad al realizar las pruebas médicas habituales de seguimiento del embarazo, como las ecografías. Perder peso, ganar en saludDe hecho, para poder realizar estos tratamientos con total seguridad, en Clínica Eugin se exigen ciertos requisitos de salud a las pacientes. En el caso de una fecundación in vitro, por ejemplo, se requiere un IMC igual o menor a 35. Si la paciente no cumple con estos requisitos, deberá perder peso hasta llegar a ellos.
La recomendación de perder peso antes de iniciar un tratamiento ayudará a lograr mayores probabilidades de embarazo, pero sobre todo ayudará a mejorar la propia salud de la paciente. Perder peso no es algo fácil; a menudo se trata de una situación crónica que se ha mantenido durante años y ante la que cuesta actuar.
Por este motivo, es recomendable contar con la ayuda de un profesional: un nutricionista nos ayudará a ser más eficaces en la dieta a seguir, consiguiendo obtener resultados sin crear carencias nutricionales.
Todo ello nos ayudará, además de a tener un estilo de vida saludable antes, durante y después del embarazo, a garantizar un estado de buena salud general.
* Se considera un peso normal el de una mujer cuyo IMC se sitúa entre 18,5 y 25, mientras que el de otra con un IMC igual o mayor a 25 es descrito como sobrepeso. En los siguientes casos, las mujeres situadas por encima de 30 padecen obesidad y por encima de 40, obesidad mórbida.