En un plazo de unos 15 días puedes tener tus óvulos congelados gracias a un proceso de vitrificación rápido, sencillo y sin efectos secundarios para la salud
Una duda que puede asaltar a muchas mujeres que sopesan congelar sus óvulos es si hacerlo puede conllevar consecuencias físicas. La respuesta es clara y rotunda: no. El proceso de vitrificación o congelación de óvulos es corto, no se alarga más de dos semanas y no tiene efectos secundarios conocidos que pongan en riesgo la salud.
El tratamiento implica normalmente dos desplazamientos a nuestra clínica. El primer día se dedican dos horas a realizar los controles médicos de rigor. Tu médico te responderá todas las preguntas que tengas y te explicará con detalle los pasos y las indicaciones precisas para dar comienzo al tratamiento.
Entre la primera y la segunda visita no es necesario que te desplaces a nuestra clínica. Podrás efectuar las pruebas que tu médico te solicite en el centro que más te convenga.
La segunda visita tendrá lugar a los 10-15 días de estimular la ovulación. Es en ese momento cuando se realiza la aspiración folicular, mediante la cual se obtienen los óvulos de los ovarios. Al nacer, cada mujer dispone de una reserva ovárica de unos 400.000 ovocitos. Nuestro objetivo es obtener nueve óvulos o algunos más; una cantidad insignificante respecto al total.
La aspiración folicular es una intervención sencilla que únicamente presenta las molestias propias de una sedación. No hay por qué preocuparse, estarás perfectamente atendida en todo momento. Completada la aspiración, se procede a la vitrificación y crioconservación de los óvulos. En total, la segunda visita también dura unas dos horas y cuando abandones la clínica podrás hacer vida prácticamente normal.
Leves molestias abdominales
Las molestias que puede causar el tratamiento suelen ser leves y se caracterizan por una cierta distensión en la zona abdominal. Es posible que durante unos días sientas estas molestias en el vientre debido a la mayor actividad a la que se ha sometido a tus ovarios. No deberían alterar tu día a día y, en cualquier caso, remiten una vez finalizado el tratamiento.
Como ves, sin complicaciones y en apenas dos semanas puedes tener tus óvulos congelados y en un perfecto estado de conservación para el momento en que tú decidas hacer realidad el sueño de ser madre.