La forma como crece el embrión y los síntomas que puede tener la mujer durante la gestación son los mismos en ambos casos “¿Mi embarazo será como el de las otras mujeres? ¿Mi hijo crecerá como los demás niños?” Éstas son preguntas que una mujer que ha recurrido o está pensando en seguir un tratamiento de Reproducción Asistida puede hacerse. La respuesta es clara: un embarazo natural o uno conseguido a través de un tratamiento de fertilidad son iguales en el desarrollo del embrión, los síntomas de la mamá y el desarrollo del bebé.
Un embarazo a través de una técnica de reproducción asistida, sea ésta una fecundación in vitro o una inseminación artificial, es solo diferente en su inicio. En el primer caso, el óvulo se fecunda en el laboratorio y una vez convertido en preembrión se transfiere al útero para que continúe su desarrollo de forma normal. En el caso de la inseminación se imita la reproducción natural, facilitando a los espermatozoides la llegada al útero en el momento de la ovulación.
A partir del momento en que estos dos procesos se dan en el cuerpo de la mujer, el embarazo sigue el curso exactamente igual que en un embarazo natural.
Los mismos síntomas
De esta manera, los síntomas más habituales de un embarazo (las conocidas náuseas o la acidez estomacal) pueden darse también en una gestación conseguida con reproducción asistida.
En cuanto a los riesgos durante la gestación, estos van ligados a la edad de la mujer y no a la forma como se consiguió el embarazo. Así, el riesgo de sufrir un aborto espontáneo es el mismo en ambos casos (entre un 15 y un 20%) y aumenta según la edad de la mujer. En el caso de una mujer que ha recibido una donación de óvulos, este riesgo no aumenta, puesto éstos provienen de una mujer joven de entre 18 y 35 años.
En los casos de embarazos en edades más avanzadas, ya sean obtenidos de forma natural o mediante la ayuda de técnicas de reproducción asistida, existe un poco más de riesgo de desarrollar alteraciones de la tensión arterial o diabetes durante el embarazo. Es por ello que, los profesionales de la salud que hagan el seguimiento de estos embarazos, pondrán en marcha todos los mecanismos de prevención y tratamiento adecuados.