Con el cuento El misterio de las semillas de bebé, el psicólogo Serge Tisseron propone una ayuda a los padres que recurrieron a la reproducción asistida y quieren explicar a sus hijos de dónde vienenEl tema de los orígenes tiene un valor especial en las familias que han concebido gracias a la reproducción asistida. Por eso, Tisseron sugiere tratarlo con naturalidad a una edad temprana, cuando el niño tiene entre 4 y 5 años. A esa edad, el pequeño ya se pregunta por su lugar en la historia de la familia. Según este reputado investigador francés, respuestas claras y adaptadas a la capacidad de comprensión del niño le ayudarán a construir su personalidad sin complejos ni secretos. Para Tisseron, el libro, en forma de fábula o cuento, se presenta como un útil punto de partida para guiar esta conversación con los hijos.¿Qué le ha empujado a escribir El misterio de las semillas de bebé? Estudio los secretos de familia desde hace unos treinta años, y me impresiona que se esté creando una nueva fuente de secretos alrededor de diversos tipos de reproducción asistida. Por esta razón, he querido proponer a los padres un apoyo que les permita hablar de ello a sus hijos a una edad muy temprana, con palabras sencillas e imágenes adaptadas. El niño comprende en seguida que una historia explicada en un libro no le afecta solo a él. Ha estudiado la relación que establecemos con las imágenes de los medios y es un especialista en el mundo del cómic. Su libro está escrito para ser leído con un niño, ¿cree que es mejor un cuento ilustrado para tratar este tema? Cuanto más difícil de abordar es un tema, más importante es tratarlo lateralmente, como siempre lo han hecho las fábulas y los cuentos. Saben hablar de incesto, de abandono y de maltrato, de tal manera que a los niños se les introduce en el tema a su ritmo, y los padres pueden ponerlos en antecedentes sin necesidad de abordar su historia personal. ¿Qué importancia tiene que el niño sepa que fue concebido de una “manera diferente”?Si esta “manera diferente” se presenta claramente, el niño puede comprenderla muy bien. Pero si permanece escondida, se corre el riesgo de que el pequeño piense que es un motivo de vergüenza. De hecho, un niño esconde las cosas de las que tiene vergüenza. Y tiene tendencia a pensar que las cosas que le conciernen, y de las cuales sus padres nunca le hablan, son forzosamente vergonzosas. De aquí la necesidad de hablar claramente de sus orígenes al niño tan pronto como él comience a formular preguntas. ¿Qué consejos daría a los padres que deciden abordar esta cuestión? Hay que evitar imponer al niño respuestas a preguntas que él no se plantea, pero, al mismo tiempo, hay que intentar que se sienta libre para hacer todas las preguntas que quiera. Se le puede decir, por ejemplo: “Tú sabes que hace falta una semilla de un papá y una semilla de una mamá para hacer un bebé, pero tu papá –o tu mamá– no tenían ninguna semilla”. ¿Qué les diría a las personas que deciden no revelar a su hijo que fue concebido gracias a la reproducción asistida? Que se hagan la siguiente pregunta con franqueza: ¿Es verdaderamente por su hijo que han tomado esta decisión o es por otra razón? Por mi experiencia, muchos padres deciden guardar silencio sobre un tratamiento de reproducción asistida porque lo han vivido con dolor y temen mostrar este sentimiento si hablan de ello. Desde luego, tienen razones para querer evitarles a sus hijos sufrimientos pasados. No obstante, el niño corre el riesgo de enterarse de sus orígenes por boca de otra persona y de perder confianza en sus padres. También ocurre que algunos padres esconden al niño sus orígenes para evitar que sus propios padres lo sepan. Pero cuando eres padre, hay que escoger entre permanecer como hijo de tus padres y decirles lo que quieren saber, o bien ser padre de tu propio hijo y explicarle al niño lo que tiene derecho a saber. Después de todo, nadie está obligado a ser padre o madre. Si uno decide serlo… Esto entraña responsabilidades.
¿A qué edades es recomendable tratar el tema de los orígenes? La pregunta llega de forma natural cuando el niño tiene 4 o 5 años. Plantea sus primeras preguntas sobre “la manera en que se fabrican los niños”. Algunos padres creen que deben responder explicándole qué es una relación sexual. Pero a los 4 o 5 años, al niño la única pregunta que le interesa es la de sus orígenes. Desea comprender qué lugar ocupa en la historia familiar… Y también quiere asegurarse de que es fruto de una historia de amor. ¿Por qué recomienda hablar de ello a estas edades?Porque un niño es un poco como una casa en construcción. Toda casa necesita unos pilares. Si estos pilares no se han asentado bien, la construcción es frágil. Ahora bien, hoy, con la diversificación de métodos de reproducción asistida y de acceso a nuevos modelos de familia, la construcción del niño no se sostiene sobre un solo pilar, sino sobre tres pilares complementarios: el primero es el pilar biológico, constituido por los padres que son de sexos diferentes. El segundo consiste en el estatus legal del niño tal como está inscrito en el acta de nacimiento y el libro de familia. El tercer pilar lo conforman las personas que aseguran su educación. Desde el momento en que un niño comienza a preguntarse por sus orígenes, es preciso poder responderle separando estas tres cuestiones. Algunos padres pueden temer que si explican a su hijo que es fruto, por ejemplo, de una fecundación in vitro se resienta la relación afectiva que el niño tiene con ellos. ¿Están fundados estos temores?No, es lo contrario de lo que ocurre: cuando el padre lo explica es como si diese nacimiento al niño una segunda vez… Le hace nacer a la verdad de sus orígenes. Por supuesto, en la adolescencia, el niño nacido de gametos que no son los de sus padres oficiales tendrá ganas de conocer esa otra parte de sí mismo, pero esto no es una manera de querer menos a quienes lo han querido y lo han criado. Los padres que piensan así se equivocan. ¡De igual modo que una madre que rechazara dar a su hijo la identidad de su padre por temor a que la quisiera menos! Si las tres funciones tradicionalmente garantizadas por un solo padre y una sola madre se reparten entre varias personas, el niño necesita saberlo. Su libro es una herramienta útil y amena para que los pequeños entiendan una realidad que podría resultarles difícil de entender. ¿A qué otros instrumentos pueden recurrir los padres?Todos los libros ilustrados que hablan de los orígenes son unos apoyos excelentes. El libro tiene varias ventajas. Es una puerta abierta al mundo, se pasan las páginas al ritmo del niño y se tiene tiempo para responder sus preguntas. ¿Tienen algún significado los cuatro animales del cuento (una lechuza, un elefante, un lagarto y un pingüino)?La lechuza se asocia a la sabiduría, y con esta cualidad me ha parecido bien valorar el camino del pequeño Paul. Puesto que el animal que encarna la sabiduría le responde, ¡esta es la prueba de que sus preguntas estaban también llenas de sabiduría! Recurro al elefante por su trompa, que es como un tercer brazo que le permite sujetar el tubo en el que mezcla las semillas de papá y las de mamá. El pingüino se ocupa de los gametos y de los embriones congelados. ¡Incluso se parece un poco a un niño! En cuanto al lagarto, lo he escogido porque contrasta con el pingüino: permite poner en escena colores más cálidos… ¿Qué piensa de la iniciativa de EUGIN de ofrecer su libro a todas sus pacientes? ¿Cree que es una buena forma de “cerrar el círculo”? Sí, estoy muy contento por esta oportunidad. Para que nuestros hijos puedan reflexionar serenamente sobre qué direcciones tomar en un mundo imprevisible, es indispensable que tengan claro de dónde vienen. En este sentido, poner a disposición de las pacientes el libro durante el tratamiento de reproducción asistida me parece una buena decisión.“El niño necesita conocer sus orígenes para construir su identidad”
Publicado el 11 octubre 2013|Última actualización el 11 octubre 2013|Sobre Reproducción Asistida.|Artículo revisado por: El equipo médico de Eugin