El comportamiento de un óvulo vitrificado es exactamente igual al de un óvulo fresco
La vitrificación ovocitaria, conocida popularmente como la congelación de óvulos, representa una auténtica revolución en el campo de la reproducción asistida. No tan solo con el fin de preservar la fertilidad de la mujer, sino también para la creación de un extenso banco de óvulos que mejorará, en aquellos tratamientos con donación de óvulos, el matching entre donante y receptora tanto en el tiempo como en el aumento de opciones. La técnica es relativamente nueva, pero ya ha demostrado que la probabilidad de embarazo es la misma en transferencias de óvulos frescos como vitrificados, llegando a alcanzar una tasa de éxito del 61%, en tratamientos con óvulos donados. Eso se debe a que “el comportamiento de un óvulo vitrificado es exactamente igual que el de un óvulo fresco”, afirma el responsable del laboratorio de la Clínica Eugin, Albert Obradors.
En menos de un segundo
Obradors, embriólogo al frente del laboratorio de la clínica Eugin, explica, con gran entusiasmo, en qué consiste la vitrificación: una técnica en la que los óvulos pasan, en menos de un segundo, de su temperatura habitual 37ºC, a -200ºC. El cambio de temperatura es tan fuerte y rápido que el agua que hay en el óvulo no tiene tiempo a congelarse y se vitrifica, pasando a un estado parecido a una “gelatina” muy dura. Esta es la clave del éxito, ya que si se congela el agua se crean pequeños cristales que dañan el óvulo internamente hasta el punto de reventarlo. De forma gráfica, Obradors señala: “Es como si a un globo lo llenásemos de agua y lo pusiéramos en el congelador de casa: reventaría, con total seguridad”. La primera gran revolución vino de la mano de la vitrificación en los embriones. El avance fue más que significativo: antes uno de cada cuatro embriones no sobrevivía, pero con la vitrificación solo 8 de cada 100 no sobrevive. En el año 2005, se dio un paso más y se aplicó en los óvulos, abriendo, en este campo, un gran abanico de oportunidades.
Sin límite de tiempo
El éxito del óvulo vitrificado radica en que mantiene su calidad, y no tiene fecha de caducidad, ello implica que se podría conservar sin límite de tiempo. El óvulo no envejece, es como si estuviera “en pausa” hasta que se desvitrifique. Entre sus múltiples ventajas, en tratamientos con óvulos donados, destaca la posibilidad de tener un segundo hijo de la misma donante, en si esta tiene óvulos vitrificados sin la necesidad de esperar un nuevo ciclo en fresco, ya que la donante puede no estar disponible en el momento deseado.