Hay que empezar por no rechazar todo lo que sientes. Acepta estas emociones. Haz las paces con ellas.
Cuando no conseguimos concebir un bebé de manera natural, a diario nos vemos sumergidos por una marea de emociones que resultan a menudo difíciles de controlar. Culpabilidad, tristeza, ansiedad, shock, enfado, impotencia, sensación de soledad… Por lo tanto, es indispensable poder llegar a dominar las emociones y saber gestionarlas, ya que dejarse inundar por emociones negativas es un factor de malestar físico y mental, y las consecuencias podrían ser notables.
¿Qué hacer cuando te sientes invadida por un sinfín de emociones?
En primer lugar, hay que empezar por no rechazar todo lo que sientes. Acepta estas emociones. Haz las paces con ellas. Son sentimientos totalmente legítimos, ya que estás atravesando la que sin duda es la prueba más difícil para una pareja que se quiere. A continuación, defínelas de la manera más precisa posible. Por ejemplo, en lugar de decir “no estoy bien”, di “me siento ansiosa, o triste, o tengo rabia”.
Cuanto más precisa puedas llegar a ser con tus emociones, más fácil será encontrar una manera de domarlas. Por ejemplo, si estás enfadada, pregúntate qué puedes hacer para cambiar esta situación y terminar con el enfado. En el caso de la infertilidad, hay poco que puedas hacer y tú no eres culpable de ello, de manera que no sirve de nada sentir rabia.
Confía en el equipo médico, ellos encontrarán una solución a esta infertilidad. Del mismo modo, si sientes envidia de tu amiga embarazada, piensa que si todo el mundo dejara de tener hijos, eso no cambiaría tu situación. Hay que aceptar que otras parejas no tengan ninguna dificultad para concebir un bebé. Si estás triste, intenta encontrar una actividad alegre y que te haga reír.
Mira una comedia en la tele o en el cine, lee un libro divertido, ve a ver a una amiga que sepa subirte la moral y hacerte sentir bien. Mantén la mente ocupada, ya que si estás entretenida te será más fácil olvidar las penas.
No estás sola
No dudes en pedir ayuda. Acude a un psicólogo, háblalo con tus amigas más cercanas, participa en un grupo de apoyo o ponte en contacto con un coach. Busca y encuentra a quien te haga sentir bien, o la actividad que te permita controlar mejor tus emociones: relajación, meditación, ejercicios de respiración, actividades corporales o artísticas…
¡Date pequeños caprichos, o incluso minúsculos, pero dátelos! Te aportarán emociones positivas y mejorarán tu bienestar diario.
Observa los colores de la puesta de sol, respira el aroma de una flor, escucha el canto de los pájaros o el crepitar del fuego en la chimenea. Vive el momento presente.
No te obsesiones con lo que todavía no tienes y vive el día a día con un enfoque positivo. El sol se pone pero también vuelve a salir, hasta que un buen día amanece con tu sueño hecho realidad.