Las parejas que se someten a un tratamiento de reproducción asistida para tener un bebé, están divididas entre las ganas y la necesidad de hablar de ello y la vergüenza y el pudor de revelar su infertilidad a su entorno
Para una pareja, el hacer un bebé es siempre un tema íntimo que desearían mantener en privado. De este modo, las parejas que se someten a un tratamiento de reproducción asistida para tener un bebé están divididas entre las ganas y la necesidad de hablar de ello y la vergüenza y el pudor de revelar su infertilidad a su entorno. Además, no hablar de ello hace que la situación sea más abstracta, menos real, lo que permite hacer como si el problema no existiera realmente, negarlo… durante un tiempo.
También nos ahorramos escuchar preguntas y comentarios que podrían resultarnos incómodos o incluso hirientes ya que a menudo nuestro entorno, aunque no lo haga con mala fe, tiene poco tacto en presencia de una pareja sin hijos, por no hablar de la presión social… Sin embargo, los familiares o amigos más íntimos, aunque no se les haya hecho partícipes de esta confidencia, se dan cuenta rápidamente de que hay algo que no va bien.
La pareja vive momentos difíciles de incomprensión, dudas, soledad y angustia. Se siente invadida, más de lo esperado, por la tristeza, la ira y el cansancio. Se trata de un camino largo y doloroso, riguroso y complejo, que exige muchos sacrificios y consume mucho tiempo y energía. Hablar de ello con las personas del entorno cercano es indispensable, e incluso necesario. Así comprenderán mejor vuestras reacciones, miedos y angustias. Podrán medir la magnitud de vuestra lucha, valentía y perseverancia por ser padres, y os apoyarán cuando las fuerzas y las esperanzas no os acompañen.
Es importante tener un hombro sobre el cual llorar, una confidente que seque vuestras lágrimas y atenúe vuestra rabia, que os escuche mientras os liberáis de esas emociones que os invaden y os corroen. Es indispensable verbalizar vuestras necesidades y explicar lo que esperáis exactamente de vuestro entorno, ya sea que os aconsejen, que os distraigan o simplemente que os escuchen. Hacedles saber qué palabras o gestos os ayudarían y os servirían de apoyo. Y también comentadles aquellos que os entristecen y desestabilizan. Os sentiréis liberados y más ligeros. El problema seguirá estando ahí, presente, pero ya no habrá más tabú ni secreto…
El decidir cuándo y a quién hablar es una elección muy personal, y dependerá del carácter y de la historia de cada una. ¡Algunas lo necesitarán mucho más que otras! Cuando sea demasiado difícil escuchar anuncios de embarazos o cuando resulte ya insoportable ver a los hijos de vuestras amigas, entonces será el momento de hablar con alguien y dejar que salga todo. Al hablar del tema, os daréis cuenta de que no estáis solas en este camino. Al hablar, veréis cómo, gradualmente, la lengua se desata, las palabras fluyen y el tema se va banalizando. Así, poco a poco, la sociedad aprenderá a acompañar a aquellas parejas infértiles en el camino incierto y doloroso de la reproducción asistida, y comprenderá al fin el sufrimiento de algunos…